CONOCIENDO LAS 6 EMOCIONES BÁSICAS

Vamos a hablar de las emociones básicas, pero antes de presentártelas, es importante que sepas algunas cosas sobre ellas:

SOBRE LAS EMOCIONES EN GERERAL

  1. Tienen 3 componentes: Son respuestas fisiológicas (producen cosas en tu cuerpo), son subjetivas (cada uno las experimenta de manera distinta) y surgen para provocar un comportamiento (nos mueven a hacer algo).
  2. No son buenas ni malas. Pueden resultar más agradables o menos agradables, pero todas comunican algo y tienen una función adaptativa. Esto es, tienen un mensaje para ti y te mueven a hacer algo importante para

Te animo a no juzgarlas, taparlas o evitarlas, porque insisto, todas tienen una función y un mensaje a los que te recomiendo que prestes atención.

SOBRE LAS EMOCIONES BÁSICAS EN CONCRETO

  1. Son 6: Miedo, Enfado (o Ira), Tristeza, Alegría, Asco (o Rechazo) y
  2. Se les llama emociones básicas porque son innatas (vamos, que nacemos con ellas sin necesidad de aprenderlas), todos las tenemos y de ellas se derivan muchas otras emociones.

LA PRIMERA EMOCIÓN DE LA QUE TE QUIERA HABLAR ES EL MIEDO.

  • ¿Por qué aparece? Porque sientes que estás en
  • ¿Para qué aparece? Para ponerte en Te pide que huyas, te defiendas o, si sube mucho el miedo, te congeles e intentes salvar tu vida.

Probablemente sea una de las emociones en las que más fácilmente identifiques qué te quiere decir y qué función tiene. Si te encuentras de frente con un león, tienes claro que la emoción que va a aparecer es el miedo. El mensaje que te trae es bastante claro: “¡Peligro!”, “¡Cuidado!”; pero no solo te trae ese mensaje, sino que te ayuda a preparar tu cuerpo para que trates de enfrentarte o huyas de él. El miedo no te

garantiza el éxito, pero sí te ofrece una oportunidad (para reaccionar ante ese peligro).

Si no apareciese la emoción del miedo, simplemente no tendrías la capacidad de interpretar ese peligro y, bueno, el resto ya te lo imaginas.

Aunque resulte fácil identificar el miedo en esta situación, no siempre resulta tan sencillo identificarlo y, por tanto, el mensaje y su función no se hace tan evidente. ¿A ti

también te cuesta identificar la emoción del miedo cuando la situación no es tan objetivamente peligrosa? Te animo a buscar en que otras circunstancias podría estar apareciendo y a que escuches qué te tiene que decir sobre ello.

LA SEGUNA EMOCIÓN QUE TE TRAIGO ES EL ENFADO

  • ¿Por qué aparece? Porque algo o alguien te está haciendo daño en ese
  • ¿Para qué aparece? Para darte fuerzas y que puedas acabar con aquello que te daña.

Normalmente estamos acostumbrados a que nos digan que ésta es una emoción con la que debemos tener cuidado, que es mejor que “la controlemos”. Pero la realidad es que si aparece es por algo y nos conviene hacerle caso. Cuando estás hablando con otra persona y se presenta el enfado te está diciendo: “¡Ojo! Que éste se está pasando”. El enfado viene a hablarnos de nuestros propios límites y de que alguien se los está pasando (y sí, puedes ser tú el que te saltes tus propios límites). Pero no solo te avisa de que estos límites (que pueden estar protegiendo tus propias normas, bienes, valores, etc.) están siendo sobrepasados, sino que además te llama a filas para que te hagas notar o valer, frente a esta transgresión de esos límites.

P.D.: No es lo mismo que el enfado te anime a que defiendas esos bienes, que usar el enfado como medio para defenderlos. De hecho, estoy convencido de que, a tu

enfado, le sienta mejor que seas asertivo en tu defensa, que no agresivo y lo uses como medio o escusa.

LA TERCERA EMOCIÓN DE LA QUE VAMOS A HABLAR HOY ES DE LA TRISTEZA

  • ¿Por qué aparece? Porque en ese momento no tienes algo que anhelas como bueno para ti.
  • ¿Para qué aparece? Para que puedas Te “apaga” para que pares y tengas tiempo de elaborar la pérdida.

Efectivamente, la tristeza es esa emoción de la que tendemos a escapar

constantemente porque no nos gusta cómo nos hace sentir. No creas que no te

entiendo, la sensación que nos deja suele ser muy desagradable, pero si huyes de ella, se crea una de esas situaciones en las que la frase “es peor el remedio que la

enfermedad” se hace realidad. Puedes huir un tiempo, pero siempre te encuentra y te lo suele hacer pasar peor.

La tristeza viene a decirte algo así como que “has perdido algo” o “te está faltando algo”. Sí, sé que es parecido, pero lo primero significa que has perdido algo que apreciabas o era importante para ti y lo segundo, que una necesidad que tienes no está siendo cubierta. También entiendo que te pueda parecer innecesario que aparezca a recordarte o restregarte esto, pero si lo hace es porque lo considera importante. Si no lo hiciera, no podrías construir una vida plena para ti.

Y es que, sí, necesitamos experimentarla, necesitamos tomarnos ese tiempo para parar, para mirarnos, para elaborar las cosas y entender qué es lo que anhelamos y no tenemos o hemos perdido. Pararte a experimentar la tristeza (que no a meterte en la cama con la manta hasta la cabeza) está muuuy lejos de ser un signo de debilidad y es precisamente lo que necesitas para comprenderte y retomar las fuerzas.

LA ALEGRÍA

  • ¿Por qué aparece? Porque en ese momento estás disfrutando de
  • ¿Para qué aparece? Para darte energías y que puedas mantener en tu vida eso que te hace disfrutar

Estarás pensando: “Ya era hora… por fin una emoción buena”. Tsss, ¿qué hemos

hablado?; no hay emociones buenas ni malas, pero entiendo que ésta suele resultar más agradable. Y es que la alegría aparece para reforzarte, para motivarte a seguir así. A la alegría le gusta felicitarte por tus éxitos: “Así se hace, ¡enhorabuena!” y disfrutar contigo: “¡esto me flipa!; ¡qué divertido!”, pero no solo te manda mensajes

positivos y libera cositas que hacen que te sientas más listo, más divertido y más

guapo, sino que te anima a seguir haciendo eso mismo que hace que ahora te estés sintiendo tan bien. Efectivamente, su función es que continúes haciendo esas cosas que te funcionan.

Sin embargo, resulta que cuando estás bien, das por hecho que la alegría está, y eso probablemente haga que no le prestes la atención que merece. Piensa si hay algo que sabes que te alegra, pero si aun así decides no hacerlo o si, por el contrario, repites cosas en las que sabes que no es la alegría la que aparece. Pues eso, tal vez no

estemos tan acostumbrados a escuchar lo que la alegría tiene que decirnos.

AHORA NOS TOCA ATERRIZAR EL ASCO (o Rechazo).

  • ¿Por qué aparece? Aparece porque sientes que tu cuerpo está amenazado, que te juegas tu vida, biológicamente hablando.
  • ¿Para qué aparece? Para que te pongas en marcha y rechaces cosas perjudiciales para tu cuerpo.

Es esa emoción que aparece cuando comes algo en mal estado o cuando te toca comer eso que no te gusta nada de nada (que en mi caso es el pepino, ¡puaj!). Por supuesto el asco no solo aparece con las comidas que no nos gustan, puede aparecer en otras situaciones o incluso frente a determinadas personas que amenazan tu bienestar corporal. En todos esos casos, el mensaje que tiene para ti el asco es similar: “eso no parece bueno para ti”. Te lo dice simplemente para que te pongas en marcha y rechaces y pongas distancia con aquellas cosas, situaciones o personas que podrían resultar perjudiciales para tu cuerpo. Así que, ante la aparición de esta emoción, no la veas como una enemiga que viene a generarte sensaciones desagradables gratuitas, sino como una amiga que se preocupa por ti y tu salud.

SORPRESA

Para terminar con nuestro viaje por las emociones básicas, vamos a pararnos a comprender una que algunos autores consideran que no debería estar entre las básicas y otros que le añaden ciertos matices. Esta es la SORPRESA.

  • ¿Por qué aparece? Porque lo que estás viendo no era algo esperado para
  • ¿Para qué aparece? Para que te pongas en marcha e investigues sobre aquello que no esperabas.

Esta es una emoción que tendemos a categorizar inmediatamente: hay sorpresas “buenas” y sorpresas “malas”, pero eso ya no lo determina la sorpresa, sino otras emociones que pueden estar acompañándola. El mensaje que tiene para ti la sorpresa es algo así como: “Uyy, esto es nuevo”, por lo que es bastante neutro. Sin embargo, si en esa situación a la sorpresa le acompañan emociones como el enfado o la tristeza, es probable que la metas en el saco de las emociones “malas”; en cambio, si aparece acompañada de otras como la alegría, irá al de las “buenas”. Es muy difícil que no hagamos esta valoración, pero es importante que sepas que el hecho de que las metamos en un saco u otro no depende de la sorpresa.

A algunos de los autores no les gusta hablar de la sorpresa como una emoción básica, pero hablan de emociones que podrían resultar similares. Estas emociones, aunque tiene matices y diferencias entre ellas, comparten una función: ponerte en marcha para que investigues, indagues y quieras  saber más sobre eso que acabas de descubrir como algo nuevo.

Espero haberte podido ayudar a conocer un poquito mejor a estas amigas nuestras comunes. Las emociones nos acercan a nosotros mismos, a descubrir aquello que verdaderamente somos, así que pongámonos en marcha para aprender a identificarlas en nuestro día a día, para escuchar qué tienen que decirnos y, en última instancia, para gobernarlas (Último consejo: ni se te ocurra tratar de controlarlas).

Mikel Rifón Eseverri

Psicólogo General Sanitario

Consulta CAIF-UFV

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