¿Para qué te sirven las emociones?

PRESENCIA DE LAS EMOCIONES


Las emociones son una parte fundamental de tu vida, están presentes en cada momento y en cada decisión que tomas. Puedes haber escuchado con frecuencia que las emociones son algo que debemos controlar y minimizar, pero en realidad tienen un propósito importante en tu presente y te pueden ayudar a responder ante la realidad de formas muy adaptativas. En este artículo exploraremos el papel que juegan las emociones y cómo puedes servirte de ellas para conocerte y crecer como persona.


Las emociones son reacciones naturales que se producen ante estímulos y situaciones presentes en el entorno. Hablan de ti, de tus necesidades, de tu historia, de la expresión de tu propio ser.


¿QUÉ SON LAS EMOCIONES?


Las emociones son tus sensores para entender el mundo y a ti mismo. Si las escuchas podrás entender cómo lo que sucede fuera tiene un impacto dentro de ti. Esto te puede invitar a hacer un ejercicio de reflexión e integración de lo que ocurre. Por ejemplo, si vas por calle y te encuentras a una persona que pide comida o dinero, esto puede provocarte una reacción emocional (tomes conciencia de ella o no). Si la escuchas, puede ser que te conecte con una emoción de compasión y eso te mueva a acercarte a ayudar, o puede también generarte una reacción de desconfianza y que eso provoque que busques alejarte de ello. A través de tus emociones puedes ir tomando conciencia de lo que la realidad provoca en ti.


EMOCIONES AGRADABLES Y DESAGRADABLES


Podemos decir de las emociones que pueden ser agradables, como pueden ser la alegría, el entusiasmo y la satisfacción, o desagradables, como por ejemplo la rabia, la tristeza o el miedo. Ya sean de una u otra, es importante entender que todas ellas te sirven y te aportan algo en tu vida presente y en el desarrollo de tu persona.


Ante las emociones puedes tomar muchas posturas. Puedes pensar que sentir es algo malo y que debes regirte solo por lo que te dice tu cabeza, lo que te podría llevar a bloquearte o no escuchar lo que sientes. Por el contrario, podrías escuchar solo tu emoción y acallar todo argumento o pensamiento que tu inteligencia te aporte y como consecuencia tu comportamiento podría ser puramente afectivo y probablemente impulsivo. Ninguno de estos extremos resultará sano y adecuado para ti ya que supondría negar una parte de ti mismo.


Por lo tanto, ante una situación concreta, tu afectividad se activa. Es decir, tendrás una reacción emocional que puedes conocer por la reacción de tu cuerpo. Acto seguido tu pensamiento comenzará a explicar o interpretar la realidad y en función de ello, decidirás tomar ciertas decisiones o actuar de una determinada manera.
La clave para una adecuada gestión emocional va a consistir en que puedas integrar todos estos aspectos: escucha tu afectividad. Tu inteligencia te ayuda a entender qué está ocurriendo dentro de ti y qué te dice tu emoción sobre lo que necesitas. Y desde ahí, puedes tomar decisiones y comportarte en función de lo que has descubierto en este proceso.


EMOCIONES Y CORPORALIDAD


Profundizando en la afectividad, podemos ver que tus emociones tienen una expresión corporal, es decir una reacción fisiológica. Por ejemplo, ante el enfado puedes notar cómo tus músculos se tensan y tu energía aumenta. Esta primera reacción ya te está hablando de una necesidad de protegerte y de moverte a la acción. Si escucho esta emoción y a la vez pongo en juego mi inteligencia -para poder entender qué aspecto de mí mismo tengo que cuidar y proteger- me permitirá poner unos límites adecuados para ello y guiar mis decisiones y mi comportamiento hacia ello.


Anabel González nos habla, en su libro No soy yo, que todas las emociones te muestran una necesidad y también una acción necesaria para obtenerla. Por poner algunos ejemplos que te ayuden a entenderlo vemos que la rabia te impulsa a pelear, la tristeza a buscar consuelo o la culpa a mejorar tu comportamiento en algunas situaciones. Imagina que tu emoción aparece como un mensajero que te trae una carta con información relevante para tu vida. Si la abres, comprendes lo que dice y lo llevas a la acción, esto te llevará al conocimiento y crecimiento personal. En cambio, si la dejas en el recibidor de tu casa, irás recibiendo cartas que se quedarán acumuladas y cuando quieras ponerte a abrirlas puede que te sientas más agobiado.


También te puede ocurrir que tus emociones sean confusas o se mezclen entre ellas y te cueste entender qué está pasando. Por ejemplo, ante un conflicto con una persona puedes pasar de sentir rechazo a tristeza, o incluso sentir ambas a la vez. El rechazo te puede estar indicando que hay algo nocivo en la relación y de lo cual sientes que tienes que apartarte y la tristeza puede expresarse por la pérdida de algún aspecto de la relación (como la confianza, por ejemplo). Si te paras a escuchar podrás apreciarlas en su diferencia, comprenderlas y servirte de ellas para conocerte y entender qué necesidades te muestran.


EMOCIONES Y CRECIMIENTO PERSONAL


En definitiva, las emociones son una parte integral de tu vida y pueden ser muy beneficiosas para el conocimiento y crecimiento. Tanto las emociones agradables como las desagradables tienen un propósito importante en tu vida y pueden ayudarte a navegar por el mundo y tomar decisiones encaminadas hacia tu bien. Al aprender a manejar tus emociones de manera adecuada, puedes mejorar tu salud mental y física, tus relaciones interpersonales y tu capacidad para aprender y crecer.

Bibliografía
Watson, J. C., & Greenberg, L. S. (2017). Emotion-focused Therapy for Generalized Anxiety. American Psychological Association (APA).

Powell, J. J. (1987b). ¿Por qué temo decir quién soy?: sobre autoconocimiento, maduración personal y comunicación interpersonal. Editorial SAL TERRAE.

González, A. (2017). No Soy Yo: Entendiendo El Trauma Complejo, El Apego, y La Disociación: Una Guía Para Pacientes. Anabel González.

Nazareth Medina Sánchez

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