5 estrategias para gestionar la tristeza

Como seguro has escuchado muchas veces, las personas somos seres sociales, necesitamos las relaciones con los demás y estamos llamados a vivir en comunidades. Cuando somos pequeños necesitamos de nuestros padres y establecemos un vínculo con ellos que nos permite crecer de manera sana y satisfacer nuestras necesidades primarias. Y, de hecho, cuando nos separamos de aquellos por quienes nos hemos sentido queridos y a los que también hemos querido, generalmente, sentimos una de las emociones básicas: la tristeza. Esta emoción es la que nos permite darnos cuenta de cuándo hemos perdido algo importante para nosotros.


La tristeza es una emoción esencial para la supervivencia y el funcionamiento de la vida social. Aunque es cierto que no es una emoción agradable que todos queramos sentir. De hecho, normalmente tendemos a evitarla o taparla haciendo cosas o entreteniéndonos para no enfrentarnos a ella.


Esta emoción sale a la luz en nosotros cuando vemos peligrar la pérdida de algo que forma parte de nuestra vida o la de alguno de nuestros seres queridos o nuestras relaciones. Por ejemplo: cuando nos dan una mala noticia, nos deja nuestra pareja o nos dicen que un familiar tiene cáncer.


Seguro que la has sentido más de una vez, incluso varias veces en poco tiempo, o en un mismo día. ¡No te preocupes! Si la has experimentado es que eres capaz de sentir, ¡eso es muy bueno! ¡Eres capaz de percibir cómo habla tu cuerpo! Aunque es importante que aprendas a manejarlo para que la emoción no sea la que te domine, sino que tú la sepas gobernar por ti mismo y lleves las riendas de tu vida. Para ello te presento, a continuación, algunas estrategias que te pueden ayudar a gestionar tu tristeza:


1. Permítete sentirla. Localízala. ¿En qué parte del cuerpo la sientes? ¿Cómo la sientes? Deja que habite en ti. Cuando la sientas y la aceptes podrás abrir la puerta de la introspección y así conocer cómo reacciona tu cuerpo cuando estás triste.


2. Deja que fluya y exprésate con quien creas que puede escucharte. De esta manera no bloquearás su cauce. No la tapes haciendo cosas o enfadándote, no es malo sentirla. Déjate acompañar por personas en las que puedas confiar. Cuéntales lo que te pasa, cómo te sientes, para que puedas experimentar hasta qué punto es normal estar triste. A todos nos pasa ante la pérdida real o imaginada.


3. Toma conciencia de que siempre pasará. Es una emoción pasajera, puede ser intensa, pero también es de corta duración en el tiempo. Has de aprender a no quedarte en esos pensamientos que la traen de forma recurrente. Toma espacio para dar lugar a otra cosa en tu interior.


4. Identifica el motivo, confía y aprende de lo que te quiere enseñar. Es una emoción que nos orienta hacia lo que verdaderamente nos importa, nos sirve de guía para que podamos saber qué cosas, proyectos o personas queremos que formen parte de nuestra vida. También nos es de gran utilidad para aprender de los errores. Cuando nos equivocamos, la tristeza vuelve a llamar a nuestra puerta y a mostrarnos los fallos para enseñarnos cual es el bien que buscamos, mantener presente en nuestra vida hacia el que nos quiere llevar y por el cual nosotros estaríamos dispuestos a dirigirnos. Por lo que, además, tras elaborar la pérdida, nos permite movilizarnos hacia el cambio.


5. Realiza alguna actividad con la que disfrutes. Una vez que te hayas serenado y esta tristeza no sea tan intensa como al principio, trata de serenarla realizando alguna de tus actividades favoritas como, por ejemplo, escuchar música de tu cantante preferido, dibujar o hacer algún deporte en el que te diviertas. El único objetivo es que consigas disfrutar de ello.
Si aún habiendo tratado de gestionar tu tristeza de esta manera ves que se alarga durante un largo periodo de tiempo, te impide realizar numerosas actividades de tu vida diaria con normalidad y no eres capaz de hacerte con ella, es recomendable que acudas a terapia. Las sesiones con un profesional te ayudarán a identificarla y gestionarla mejor, y tener más compasión contigo mismo.


A veces, el sufrimiento viene tan de golpe que solos no podemos, necesitamos de la compañía de alguien que nos acompañe en el dolor, nos enseñe a llevarlo y nos mire de forma que nos demos cuenta de hasta qué punto somos capaces de hacerlo.

Una mirada capacitante de un tú, que nos desvela la realidad tan potente de nuestro ser.

Marta Mellado Rodríguez-Escalona
Psicóloga en prácticas
Consulta de psicología y nutrición de la UFV, CAIF

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *