5 ESTRATEGIAS PARA PONER LÍMITES A TU SUEGRA… O SUEGRO
Los tópicos, en ocasiones, están basados en prejuicios y poco fundamento, pero creo que todos tenemos la sensación de haber podido tener una experiencia negativa con la suegra.
Si tienes una suegra (o suegro) que es tremendamente invasiva y se mete en vuestra vida más de lo que te gustaría, te animo a que sigas leyendo. También te animo a seguir leyendo si te pasa como a mí, que mi suegra es de las excepciones que confirman reglas, porque lo que te voy a contar te puede servir para cualquier relación.
Los límites son la clave en toda esta cuestión, ya que son las barreras que nos permiten proteger nuestro espacio personal.
Poner límites no tiene que ver con rechazar a la persona o construir un muro entre ambos, sino más como un ejercicio de autocuidado desde la verdad de uno mismo.
Hay diversos motivos por los que nos puede costar poner un límite. En el caso de las suegras, un factor determinante son nuestras parejas y el no querer decepcionarlas, defraudarlas o estar mal con ellos o ellas.
Muchas personas tienen dificultades para poner límites personales en sus vidas. Aquí van 5 consejos o estrategias que te podrían resultar útiles.
1. Identifica qué quieres proteger. Haz una lista de qué cosas quieres proteger. Qué cosas de las que hace tu suegra te hacen sentir incómodo. Esas serán las líneas que deberás marcar con tus límites.
2. Busca las palabras con las que te sientes cómodo. Puedes pensar en situaciones pasadas en las que te quedaste bloqueado o no te sentiste bien con tu reacción. Empieza a practicar en tu imaginación qué podías haber dicho. Qué te gustaría haber contestado. Prueba distintas frases. Prueba diferentes tipos: más abierta (“perdona, tengo algo que hacer”), más concreta (“prefiero que no me preguntes eso”), más evasiva (“déjame pensarlo y te digo algo”). No tires la toalla hasta que encuentres la frase con la que te hubieras sentido cómodo.
3. Prepárate para la acción. Cuando llegue el momento, recuerda alguna de estas claves prácticas.:
• Técnica del disco rayado: sencillamente consiste en mantenerse firme repitiendo nuestro punto de vista una y otra vez en un tono calmado ante las
insistencias del otro.
Ej: “Te lo agradezco un montón, ese finde no puedo… de verdad que me encantaría, este finde me viene fatal… otro día estaría encantado, de verdad que ese no me es posible”.
• Técnica del sándwich: consiste en “envolver” nuestro límite (aspecto negativo), entre dos mensajes positivos (en los que nos situamos en el punto de vista del otro y validamos sus argumentos o cómo se siente). Ej.: “Me encanta que estés siempre tan pendiente de nosotros, pero creo que es importante que nos responsabilicemos nosotros de los niños. No te preocupes que, si necesitamos consejo, sabemos que estás ahí, que ya nos has ayudado un montón” (Es mejor eso que: “déjame hacer con mis hijos lo que me dé la gana que para eso son míos”).
• El Banco de Niebla: Esta estrategia puede ser útil ante insistencias, cuando ya hemos probado otra estrategia, o cuando la persona nos presiona de forma muy explícita. Se trata de dar una parte de razón al argumento de la otra persona, pero manteniéndonos en nuestra postura. Ej.: “Estoy de acuerdo en que deberíamos haberte avisado con más tiempo de que no iríamos a la comida, pero creo que es importante que mantengamos momentos en los que estemos solos en pareja”.
4. Aprende a tolerar las emociones desagradables que van a aparecer. Muchas veces lo más difícil de poner un límite es no sostener lo inseguro que te sientes, el miedo que tienes a no lograrlo o a herir al otro, y la angustia ante el rechazo… Identifica qué emoción aparece cuando tienes que poner un límite, aprende a sostenerla y regularte. Y si ves que te sigue costando, te animo a que consultes alguno de nuestros artículos destinados a conocerlas y gestionarlas.
5. Para cuando te lances a hacerlo…
a. Trata de ser asertivo. Es importante que seas claro en lo que quieres trasmitir. No se trata tanto de que el otro lo entienda, sino de que lo acepte.
b. Sé constante. Casi siempre es necesario sostener un límite durante semanas para generar un cambio. Persiste de manera firme en tu decisión.
c. Hazlo de manera progresiva. Poner todos los límites que nunca habíamos puesto antes de golpe puede resultar agresivo para nosotros y los demás,
así que permítete hacerlo poco a poco, dándote el reconocimiento que
mereces por cada uno que consigas poner.
Solo una nota antes de terminar. Poner límites no va de ser egoísta, sino de cuidarse a uno mismo. Además, todos tenemos la necesidad de proteger aquello que es importante para nosotros, de proteger lo que realmente somos. Tú también tienes esa capacidad, solo necesitas demostrártelo a ti mismo; ya verás como lo consigues… Como puedes ver, la técnica del disco rayado no solo sirve para poner límites…
Mikel Rifón Eseverri
Psicólogo General Sanitario
Consulta CAIF-UFV