5 estrategias para comprender el miedo tras la catástrofe de la DANA

Hace ya más de tres semanas desde la catástrofe vivida en Valencia y sus alrededores. El martes 29 de octubre marcó un antes y un después en la vida de miles de personas en España. La DANA arrasó. No solo coches, casas, calles o negocios. Sino la vida de personas. Vidas llevadas, vidas desaparecidas y vidas que ahora han de sobrevivir.

La supervivencia ante este tipo de catástrofes puede llegar a producir una crisis radical en el ser humano. La DANA, como muchos otros acontecimientos, ha sido un cambio brusco, repentino e inesperado. Vivido como la amenaza que ha sido hacia la integridad física y psicológica. Creando una gran desestabilidad personal, familiar, social y vital.

La DANA ha arrasado con los mecanismos de defensa de muchas personas y ha dejado una huella de inseguridad, vulnerabilidad, desprotección, desamparo, incertidumbre e indefensión. Poniendo en marcha estrategias de afrontamiento relacionadas con lo más básico, sobrevivir. Y, tras su paso, tras ese momento de ponerse en acción, de buscar sobrevivir y reorganizar los más básico del día a día, ha dejado un duelo enorme por delante. Ahora el shock, la rabia, las dudas, la tristeza y la aceptación, serán pasos que habrá que ir elaborando.

El shock inicial, llamado etapa de negación, habla de un bloqueo en el que entra la mente, por la incapacidad de asimilar el sufrimiento que está aconteciendo. De la noche a la mañana la cabeza no es capaz de asimilar tantísimos cambios radicales. Ese momento de bloqueo está pensado para afrontar el miedo ante situaciones extremas. Vamos a detenernos en este artículo para hablar sobre este primer momento. ¿Tienes la sensación de estar viviendo con mucho bloqueo, con mucha rabia, sufrimiento e incomprensión esta situación? Aunque es terriblemente doloroso, psicológicamente podríamos decir que es sano.

El miedo es la respuesta de nuestro cerebro a un estímulo amenazante. Desde hace milenios, el miedo nos ha salvado de innumerables peligros, mayores o menores. El miedo es una herramienta necesaria para nuestra vida, aunque los peligros de la actualidad sean diferentes a los que afrontaban nuestros antecesores en las cavernas. El ser humano sigue afrontándolo con las mismas estrategias que nuestros antepasados: fighting (atacando), flying  (retirándose)  or freezing (inmovilizándose).

Un acontecimiento brusco en la vida, frente al que sentimos una baja capacidad de control y de predicción, hace que el miedo se active muy rápidamente. La señal de miedo en nuestro cerebro hace que podamos emitir una conducta de supervivencia, que activemos mecanismos para afrontar la amenaza. Por lo tanto, el miedo, cuando es adaptativo ¡nos puede salvar la vida! Sin embargo, una vez que el peligro ha pasado, si el miedo persiste puede suponer un obstáculo para avanzar en el proceso y adaptación a la nueva realidad que vamos a vivir.

En ocasiones, no es tan sencillo poder detectar las señales que alertan sobre esta emoción, ya que, como hemos mencionado al principio, el miedo se puede activar como bloqueo emocional, como ese sentirse paralizado y sin capacidad de reaccionar. Reacciones muy comunes (y sanas) en estas primeras fases del impacto emocional. Entonces, nos puede surgir la pregunta: si estoy paralizado, ¿Cómo sé que estoy sintiendo miedo? El miedo se percibe fisiológicamente en un aumento de la presión cardíaca, una mayor sensación de sudor, palidez de la piel, dilatación de las pupilas, sensación de baja temperatura corporal, agitación o tener una conducta de sobresalto. Estas son las mayores señales de que nuestro cuerpo está en modo alerta.

A continuación, vamos a nombrar 5 estrategias para reconocer y afrontar el miedo, que quizá puedan ayudarte a ir poco a poco afrontando el día a día:

  1. Identifica y entiende el miedo. Párate. Sí. Para un momento y piensa cuáles son las situaciones actuales que desencadenan tu miedo y cómo te afectan emocional y físicamente. También puedes escribir los miedos concretos en un diario para ayudarte a ser más consciente de ellos. Después entiende que el miedo es sano. Que “sencillamente” te avisa de que quizá vayas a vivir una situación que puede hacerte sufrir. Finalmente haz un listado con diez situaciones temidas.
  2. Respira lenta y profundamente. Respirar nos ayuda a controlar las reacciones fisiológicas antes, durante y después de enfrentarse a las situaciones intensas. Se trata de hacer las distintas fases de la respiración de forma lenta y un poco más intensa de lo normal, pero sin llegar a tener que forzarlas en ningún momento. Para comprobar que las estás haciendo bien, puedes colocar una mano en el pecho y la otra en el abdomen, si solo se mueve la mano del abdomen, estarás haciendo el ejercicio correctamente. Recuerda respirar lenta y profundamente antes de afrontar un miedo.
  3. Visualiza un lugar seguro. Piensa en un sitio que te dé calma, como una playa o una montaña. Y visualízate allí. Usa esta técnica para tranquilizar tu emoción. Que tus pensamientos puedan centrarse en describir ese lugar con detalles. Empápate de él. Deja que ese lugar te transmita toda esa seguridad que vives allí. Cuando lo hayas logrado, pasa a la siguiente estrategia.
  4. Ensaya en tu mente lo que quieres afrontar. Es esencial que puedas ordenar ese listado de situaciones temidas que antes habías anotado. Ponlas empezando por la que menos temes, hasta terminar con la más temida. Cuando tengas definida la primera situación que quieres y sientes que puedes afrontar, hazte las siguientes preguntas. ¿Qué quiero que suceda? ¿Cómo puedo hacer para que sea así? Esta técnica está pensada para ser empleada antes de afrontar situaciones en las que no nos sentimos seguros. Consiste en imaginarte que estás en esa situación y que lo estás haciendo bien. A la vez que intentas con esa respiración mantenerte relativamente relajado y seguro. Debes practicar mentalmente lo que vas a decir y hacer. Busca las palabras con las que te sientas más cómodo. Repite esto varias veces, hasta que empieces a sentirte más relajado y seguro de ti mismo. Hasta que encuentres tu personal forma de hacerlo, una forma en la que reconoces poder ser tu mismo. Solo entonces anímate a afrontar la primera de esas situaciones. Tras vencerla, puedes probar con la segunda.
  5. Busca apoyo. El apoyo social, de personas cercanas que te quieren y te conocen, así como de profesionales en caso de que notes que te quedas una y otra vez paralizado, puede ayudarte a amortiguar el impacto psicológico que puede provocar el miedo. Compartir con otras personas la experiencia vivida, narrarla y verbalizarla, te aportará confianza, seguridad, empatía y comprensión.

No podemos olvidar que sentir miedo ante situaciones incontrolables, que escapan de nuestra comprensión y del entorno en el que estamos acostumbrados a vivir, es completamente normal, sano y adaptativo. No obstante, si con el paso del tiempo (semanas, meses…), seguimos teniendo reacciones similares a las de los primeros días tras el suceso, o comenzamos a sentir emociones intensas, y reacciones exageradas o conductas de evitación, pide ayuda. Te aseguramos que hay muchas personas que pueden acompañarte, apoyarte y ayudarte a procesar esos impactos emocionales negativos. Es clave ir afrontando el miedo, si no, termina generalizándose en tu vida y haciéndote sentir cada vez más frágil. Te animamos a afrontarlo a tu ritmo, pero siempre hacia delante.

La DANA dejará una huella imborrable en el corazón de nuestro país. Su paso fue inminente y fugaz, pero su rastro quedará indeleble en miles y miles de personas. La vida de todas sus víctimas sufre ahora una radical transformación en su historia tanto espiritual, como afectiva, cognitiva, física y relacional. Más aún, nuestra misión no consiste en ayudar a las personas a volver a su realidad anterior y eliminar la catástrofe de sus vidas, sino en darles herramientas para colocar todo lo acontecido en un nuevo lugar.

Ahora han valido las palas, tractores, botas, agua, comida, ropa o dinero para recuperar las calles y las casas de los pueblos. Y ha resultado radicalmente necesario el cariño, el apoyo, las sonrisas, los abrazos, la empatía y la entrega. Todo ello para intentar ir pasando de una supervivencia a un recuperar la esperanza y la vida. GRACIAS A TODOS ESOS VOLUNTARIOS QUE HAN IDO A ACOMPAÑAR EN EL DOLOR, QUE HAN AYUDADO A REDUCIR ESA SOLEDAD Y ESE MIEDO PADECIDOS POR TANTAS FAMILIAS, QUE HAN MOSTRADO QUE LA SOLEDAD PESABA MENOS ESTANDO ACOMPAÑADOS.

Afrontar el miedo tras la DANA es un proceso que cada persona va a estar llamada a elaborar. Ese suceso padecido pedirá un ritmo distinto y mostrará unas reacciones diferentes en cada uno. La buena noticia es que, aunque cada ser humano necesitará hacerlo personalmente, no es un proceso para realizar en soledad. Hacer este camino acompañado es lo que va a permitir a las personas poder alcanzar un sentido que les permita ir más allá del dolor. Es un proceso que va a generar vínculos profundos. Que arraigarán en la intimidad más honda del ser humano. No lo vivas solo. Déjate acompañar.

Bernardita Gaitán Lupo
Alumna en prácticas
Consulta de psicología de la UFV, el CAIF

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